miércoles, 3 de septiembre de 2008

Con la PKP a Cracovia

Siento el retraso queridos lectores pero aunque aún no esté trabajando no tengo mucho tiempo al final del día para hacer todas las cosas, más adelante sabréis el porque.
El martes 26 nos encomendamos a la querida compañía ferrea polaca (PKP) para ir a la antigua capital de Polonia: Krakow.

Nos habían avisado que aquí el transporte no es una maravilla y que puedes tardar la vida en recorrer unos pocos kilometros. Y así fue, hasta Cracovia hay unas cinco horitas de tren. Menos mal que nos había reservado dos compartimentos enteros para los diez. La verdad es que el viaje no se hizo muy pesado y aprovechamos para charlar, leer sobre la ciudad que nos esperaba y conocernos algo más.

Llegada a la estación de Cracovia (casi llegamos a ver el partido del Barça contra el Wisla)


Íbamos a unos apartamentos en todo el centro que eran un pasada, a las fotos me remito. Tras acomodarnos decidimos cenar en algún restaurante que nos había recomendado pero fue imposible encontrarlos, así que recurrimos al socorrido kebab, perrito caliente y zapienkazka (panpizza).


En uno de los pedazo apartamentos

El día siguiente, ya con nuestra querida Konstazcjia (la que lleva aquí todo el cotarro) y unos portugueses, nos fuimos a visitar el castillo de Wawel, la catedral y la iglesia de Sta María. Tuvimos a una guía que era un sol, nos hacía comparaciones de las cosas en Polonia y en España y todo en perfecto español.Después el tour por la ciudad quedó en nuestras manos y a cada paso que dábamos más nos gustaba Cracovia (el tiempo también hizo mucho).



Patio interior de la ciudadela de Wavel

Las minas de sal, patrimonio de la UNESCO, que están en Wieliczka no merecieron mucho la pena.Con ver un par de cosas está todo visto y el resto de las tres horas de visita son una pérdida por más que la guía se empeñara en hacerse la graciosa y decir que este sitio es lo más bonito, lo más..., lo más... El día acabó con un concierto en un bar de jazz de un grupo que debe ser bastante conocido allí y que nos encantó. Por música en directo en locales de Cracovia no será.



Capilla subterránea de San Kiga, en las minas de sal

Lorenzo se escondió un poco e hizo que la visita a Auswchitz - Birkenau fuera triste como lo fueron esos campos de concentración y exterminio. Fue interesante e impresionante, la gente no sale indiferente de aquel sitio, y nosotros mucho menos. Aunque había ciertas cosas que se las podían haber ahorrado.Casi dos horas para recorrer 60 km. en tren hicimos para poder reponernos en nuestros estupendo apartamentos.





Campo de Birkenau y entrada al de Auswchitz

Aún quedaba volver con Ana, la primera de las guías, a recorrer el barrio judío (Kazimierz) e invitarla a comer por lo bien que se había portado con nosotros. Puede que hasta la veamos de nuevo en España porque se va de Erasmus a Valencia.



Plaza del barrio judío de Cracovia

No podíamos irnos de Cracovia sin comprobar la fiesta nocturna, así que un par de noches salimos a disfrutarla. Bueno, mucha mucha no encontramos. La mayoría de los pubs son subterráneos y como haya mucha gente mueres del calor, porque claro está si no tienen persianas en las casas es raro ver aire acondicionado en la mayoría de los sitios. Aunque un par de horillas, nosotras nos lo pasamos en grande haciendo el ganso y echándonos unos bailes.



De fiestuqui

Para terminar el viaje, el domingo por la mañana aprovechamos a ver el reloj de la universidad en la que estudió Copérnico y volver al barrio judío para entrar a algun de las sinagogas que allí tienen. Una comida ligera en el milkbar (es el nombre por el que se conoce aquí a los bares baratitos de comida polaca tradicional) y de nuevo con nuestra PKP a Wroclaw. Esta vez el viaje no fue tan aburrido como la ida ya que era fin de mes y fin de las vacaciones de verano, por lo que todo el mundo se movía de un lado a otro. Nos montamos en tren sin saber donde estaban nuestros compartimentos, y cuando por fin la avanzadilla que mandamos dio con ellos, el resto tuvimos que recorrernos el tren hasta el final como si fuera un carrera de obstáculos dignas de las Olimpiadas. Pasamos como pudimos con nuestras maletas ( y las bolsas del super con nuestra cena) ya que la gente se amontonaba también en el pasillo con sus bártulos ( incluidas bicis) y era un reto conseguir llegar.


De turismo con los portugueses

Y aquí no acabó la cosa, porque cuando llegamos a la cuarta ciudad más grande de este país, nuestras maletas nos esperaban en la casa definitva. Eso implicaba hacer el reparto de habitaciones a altas horas de la noche. Como véis una semana movidita pero de la que todos hemos acabado encantados.



Una calle del casco viejo de Cracovia con la iglesia de Sta. María al fondo



Esta en la que estamos no ha sido para menos. Después de las clases, incluidas las de polaco (que es bastante complicado), nos tocó hacer la compra y una limpieza general de toda la casa, para por fin poder sacar nuestra ropa de las maletas tras quince días desde que salieron de España.

A mí me toca compartir habitación o más bien dicho, ático, con la peque del grupo pero estamos encantadas de ello. Y después de la parte académica diaria nos vamos a casa, previo paso por el super ya que tenemos un frigo pequeño para todos y el espacio está repartido con precisión, a intentar descansar en nuestro dulce hogar.



Con el dragón que protege la ciudadela de Wawel


Si habéis llegado hasta aquí ¡enhorabuena! ya que sé que la entrada de hoy ha sido un poco pesada y larga pero había mucho que contar y apenas tiempo para plasmarlo. Me faltan muchas anécdotas y curiosidades que transmitiros pero es imposible, esperemos que me acuerde de todo cuando vengáis a visitarme u os enseñe el resto de fotos, que no son pocas.

Intentaré escribir otro pequeño post antes del fin de semana ya que después comienza la primera semana de curro y aunque haya mucho que contar también habrá que comentar el viaje a la capital checa.

Do widzenia amigos!

3 comentarios:

Esther Moral dijo...

qué bien explicado y qué bien contado!!Ha sido una semana genial, incluido cuando pensamos que nos habíamos equivocado de tren y volvíamos a Birkenau, o cuando la guía de las minas de sal nos decía...sólo hay salidas, si me confundo, nunca saldremos de aquí...suma y sigue la aventura polaca. Next stop...Praga!!

besines mil.

Anónimo dijo...

Amoreeeeeeee, joe que bien vives, a ver si cuando acabe la carrera puedo cogerme una beca de estas porque tiene una pinta buena buena, jejeje. Un besote garnde y que siga todo yendo genial.

Anónimo dijo...

hellouuuuuuuuuuuuuuuuu

como dicen tus coleguis por aquí, que bien vives!! jaja. La verdad es que lo estás contando todo tan bien que animas a cualquiera!!

A ver cuando tienes un ratillo y hablamos,

un besito

Maria (prima)